Mito #2: Es necesario tener una estrategia digital
¡Qué largas son las patas del siglo XX, y cómo nos gusta pensar en las empresas como si fueran máquinas! Aunque son muchos los ejemplos que nos demuestras que las organizaciones son sistemas complejos, parece que persiste una cierta tendencia a entenderlas como una suma simple de varias partes.
Bajo ese prisma simplista, cuando nos empeñamos en optimizar partes concretas de la organización, seguramente estamos sub-optimizando la organización en su conjunto. O lo que es lo mismo: No necesitamos una estrategia para la parte digital de la empresa, otra para recursos humanos, otra para finanzas, otra para marketing, etc etc… Lo que realmente necesitamos es una estrategia global para la organización. De esto va la agilidad en las organizaciones.
Por otro lado, lo que sí vemos es que la tecnología digital y sus derivados cambian fundamentalmente las fuentes de valor para el cliente y el costo de su entrega. Así pues, la forma de abordar la cuestión digital es pensar y exponer todos los supuestos fundamentales que se tienen sobre cómo funciona un negocio y preguntarse si siguen siendo válidos. Al final de todo… si lo pensamos bien… ¿La estrategia no ha consistido siempre en hacer precisamente esto?
En el mundo actual, gobernado por una incertidumbre creciente, las propias bases de las organizaciones cambian a un ritmo sin precedentes. Probablemente deberíamos preguntarnos si los fundamentos sobre los que se sustenta el modelo de negocio de nuestra propia organización va a seguir teniendo sentido a medio y largo plazo.
A nivel estratégico, en mi experiencia, lo importante es pensar en estos aspectos:
- ¿Cómo se pueden desplegar rápidamente las capacidades de negocio que ya se tienen hoy?
- ¿Cómo pueden crearse capacidades de negocio nuevas que ayuden a mantener una posición competitiva?
- ¿Qué eventos inesperados han aparecido en la vida del cliente que apuntan a nuevas oportunidades?
- ¿Cómo podríamos mantener un flujo constante de quick-wins para poder prevalecer tiempo suficiente como para ganar también a largo plazo?
- ¿Cómo podríamos dejar de tener aversión al riesgo, y más bien, aprovecharlo a nuestro favor?
- En resumen: ¿Cómo podríamos pensar profundamente para actuar rápido?
Al final, la estrategia sigue siendo lo de siempre: el talento de actuar de forma meditada bajo la presión de las condiciones más difíciles.